Cuando una mujer aborta sabe
a quién perdió, pero no lo que perdió en ella
Este artículo ha sido escrito por Berenice Ariza Ruiz, quien a los 16 años fue abusada en un consultorio médico por un ginecólogo, el cual le provocó posteriormente el aborto en tres tiempos: En el primero debió interrumpir el proceso pues ella murió en el quirófano por espacio de algunos minutos. Al despertar de la anestesia tuvo recuerdos de haber entrado en un túnel de luz. En un segundo momento el médico atacó su vientre sin ninguna anestesia hasta que ella no pudo soportar más el dolor de las pinzas que sentía destrozaban su vientre. En una tercera intervención “para sacar algún resto que quedó” dijo el médico, le aplicó un suero para generar contracciones. El bebe, que entonces tenía 8 semanas, salió entero. Aunque en ese momento de su vida ella no pudo proteger la vida en su vientre, de alguna manera su cuerpo logró esconder al bebe para evitar que fuera destrozado. Solo la gracia del amor de Dios ha reparado su corazón y su vientre para que de él manara de nuevo la vida
Mi
experiencia personal me ha permitido comprender que la mujer que ha sufrido un
aborto provocado sabe que ha perdido su bebe, mas no sabe que a nivel
subconsciente ha perdido en ella la capacidad de observar su verdadera esencia,
su autovaloración, su capacidad de abrirse al amor, al perdón y al auto perdón,
y que en vez de ello se ha instalado en su “Yo”, un constante y creciente autorreproche
y una delirante expectativa de autocastigo.
A la
pérdida del bebe se suma un empañamiento del Yo, que la mujer asume, subconscientemente, como una invasión del Yo, donde las memorias de dolor que se
han congelado con los múltiples aspectos y acontecimientos contenidos en este
suceso, ocupan un gran espacio interior. La otra parte del Yo también se ve
alterada en su identificación, porque la culpa lo empaña todo
Los canales por donde fluía el Amor
Divino se bloquean; el alma se sabe amada pero no puede abrirse a ese amor.
El
duelo es, por regla general, la reacción frente a la pérdida de una persona
amada o de algo muy apreciado. A pesar de que el duelo trae consigo una fuerte
carga de tristeza que cambia la conducta
habitual ante la vida, es un estado que pasado cierto tiempo la persona superará,
después de vivirlo como un proceso. Sin
embargo, el duelo no elaborado en el aborto provocado, a mi modo de ver, se
convierte en una eterna melancolía en la mujer que ha pasado por esta
experiencia
En una primera fase, la mujer experimenta un duelo que se
caracteriza, en la mayoría de los casos, por una desazón profundamente dolida,
una cancelación del interés por el mundo exterior y la pérdida de la capacidad
de amar.
La segunda fase, que puede llevar años y hasta décadas, se
caracteriza por un “empobrecimiento del
Yo” expresado en una incapacidad para encontrar el camino a la realización
del propósito o misión en la vida de esta mujer y también en una disociación
del Yo, donde la culpa introyectada y las memorias congeladas ocuparan un gran espacio y atención
que dejarán muy poca fuerza vital para fortalecer y expresar la verdadera “Esencia
del Yo”
Cada
uno de los recuerdos en que la conciencia se anuda son congelados y en ellos
hay un desasimiento del ser en un displacer doliente en el que la mujer no acierta a discernir con
precisión “lo que ha perdido”
El
sufrimiento se torna permanente. La mujer ya no logra reconocerse en su esencia
porque toda su atención, su mirada interior se ocupa de observar la culpa que
se va impregnando en todos los ángulos de Su Yo. Esta contemplación dolida, va
dando su energía a los recuerdos que se van transformando en memorias congeladas,
hasta convertirlas en algo tan real, como cualquier objeto que se puede tocar.
La
energía de la culpa va alimentando estas memorias congeladas, cubriéndolas con
nuevas capas de dolor y autodenigración que
van obstaculizando, aún más, el flujo del amor de Dios en el corazón de
la mujer. Este bloqueo a la gracia del amor produce un sufrimiento cada vez
mayor. No importa cuántas veces se confiese (en el caso de una mujer católica),
no importa cuántas veces se arrepienta, el sentimiento de culpa se va
convirtiendo en un muro real entre la luz del amor y su realización humana.
Con
los años, es muy posible que la mujer logre guardar estas memorias congeladas
en un cuarto oscuro para tratar de liberarse del dolor, no obstante esta
estrategia solo logra crear más dolor. Es como si esa habitación cerrada ganara
más espacio dentro del Yo, ocupando la energía que se requiere invertir en la
felicidad y desplazando las otras partes hermosas del Ser, ocupando el espacio
de todos los maravillosos dones y talentos que están ahí arrinconados sin poder
ser desarrollados para el mayor bien de
la mujer. Esas memorias son como un huésped malvado que poco a poco se apodera
de nuestra casa interior hasta llevar a nuestra esencia a un pequeño rincón
donde posee poca energía y espacio para recrear la vida
Estas memorias congeladas empujan
enteramente a la mujer a una extraordinaria rebaja de su sentido de valor y a un
enorme empobrecimiento del Yo. No solo el mundo se ha hecho pobre, gris y
vacío, es también su “Yo” el que ante su mirada se hace pobre, indigno, estéril
y moralmente despreciable.
Una
parte del Ser, la instancia que usualmente se llama conciencia moral, se
contrapone a la otra y la aprecia críticamente. Es un estado en el que lo que
más destaca es el desagrado moral por el propio Yo. Por encima de toda la
belleza y grandeza que sigue existiendo en el Ser lo que se experimenta es un
delirio de auto insignificancia predominantemente moral
La
culpa no solo ocupa un gran espacio dentro del Ser sino una gran atención de
todas las otras partes. Cada vez que la conciencia enciende una luz para ver
dentro de sí, siempre se encuentra con una gigantesca roca de culpa que le
impide ver lo que hay dentro del Ser.
Creo,
que con todos los sentidos, la mujer que ha pasado por un aborto provocado,
entiende que ha sufrido la pérdida de
su bebe, este es un hecho del que toma nota el consciente, pero no sabe que a
nivel subconsciente ha sufrido una gran pérdida en su Yo.
Por
otra parte, cuando la mujer empieza por fin a enfrentar estas memorias
congeladas le será fácil observar que muchos de los autorreproches que ha
dirigido contra sí misma, son los
reproches que jamás pudo hacerle a los demás… el abusador, el ser que la
engañó, aquel que la presionó, su familia que no pudo protegerla, la sociedad con
su dedo acusador… Son reproches que no pudo exteriorizar, gritar y que rebotaron sobre su propio Ser. Es
como si el Yo intentara darse muerte dirigiendo contra sí mismo esa rabia que no
pudo hacer recaer sobre el mundo exterior.
Mientras
la mujer no limpie su casa interior de estas memorias congeladas, será muy
difícil para ella abrirse a la gracia del amor Divino, recuperar el lienzo
perfecto de su esencia, su Yo verdadero y por ende le será imposible volar
hacia la luz, tener una vida con propósito, una vida con sentido de realización
y plenitud.
La tercera fase: El proceso
de sanación. Puedo
decir, desde mi experiencia personal, que la ayuda espiritual es de invaluable
valor; agradezco a mi confesor el padre Lauro Negri por su compasión y bondad
para escucharme, y a mi catequista Antonio por su sabiduría para ayudarme a ver
a Dios en esta historia tan dolorosa para mí. Emocionalmente el abrazo de mis
tres amadas y maravillosas hijas me ayudó a aferrarme con algo de amor a la
vida; ellas son la manifestación del amor de Dios para conmigo. Mi profesora y terapeuta la Dra. Holthuis me ha ayudo a través de las flores de Bach y
de EFT (Técnicas de Liberación Emocional).
No
obstante toda esta maravillosa ayuda, sentía que una parte de mí se resistía a
una sanación profunda, sin importar el método empleado. Es lo que en psicología
energética conocemos como Inversión Psicológica o Revés Psicológico; término
acuñado por el Dr. Roger Callahan y que se sabe es literalmente la causa del
auto-sabotaje o bloqueo del progreso y
que es generado por pensamientos negativos que están en el subconsciente.
Aunque todas las personas lo experimentan en algún momento de la vida, yo he
experimentado vivir con las baterías al revés, como intentando fluir en contra
de la corriente… con enorme dificultad. EFT me ha ayudado en varias áreas de mi
vida, sin embargo el Reverso Psicológico generado por todas las memorias y
pensamientos respecto al aborto provocado se corregía por pequeñas temporadas,
pero de nuevo mi sistema energético parecía revertirse sin aviso.
“La
persistencia paga” se sabe en Psicología Energética; no obstante, yo no pude
aplicar sola EFT o cualquier otra técnica para trabajar este tema. Me generaba
demasiada angustia y solo pude hacerlo en compañía de terapeuta o guía
espiritual. Eso limitó el aplicar más a menudo estas terapias. Sin embargo llegó el día en que
generosamente una querida amiga, la Dra. Fonseca compartió conmigo una técnica
llamada LOGOSYNTHESIS del Dr. Willen Lammers
“LOGOSYNTHESIS
es un método terapéutico que parte del supuesto de que el sufrimiento es el
resultado de una perdida de la atención sobre lo que realmente somos, nuestro
verdadero Yo y misión en la vida. La pérdida de la atención sobre nuestra esencia
se debe a la disociación y la introyección de otros elementos. Estas partes
introyectadas y disociadas son estructuras energéticas congeladas en el espacio
(memorias congeladas); más que conceptos abstractos son objetos que existen. En
ocasiones todos estos objetos se atraviesan y obstruyen el flujo de energía entre
la FUENTE Y EL SER (Dios y la persona) Esta obstrucción de la energía produce
sufrimiento. Cada forma congelada se va reforzando con las siguientes cosas que
van pasando en la vida. Las memorias congeladas siguen vivas por nuestra
energía y la energía de los otros”
Básicamente
esta técnica me dio la posibilidad de abrir las habitaciones donde estaban estas memorias congeladas que habían ocupado
el espacio que debería tener mi propia ESENCIA. Recuperé la energía que se había
quedado congelada en esas memorias de dolor y lo hice con la compañía de mi
Ángel de la Guarda y la fortaleza que me dio el Espíritu Santo. Fui observando
cada memoria con los recuerdos sensoriales, auditivos, visuales, emocionales…
dejando que vinieran a mi memoria, y permitiendo que la luz encendida alumbrara
cada vez con mayor claridad todos los ángulos de esos sucesos y momentos antes,
durante y después del aborto. La sensación que tuve fue la de sentir chorros de
energía entrando por mis pies y por mi costado.
Después
fui retirando toda la energía que no era mía, sino del bebe, el médico y demás
involucrados y testigos relacionados con esta memoria congelada; la retiré de
mis células, de mi vientre, de mi mente y de mi Esencia, y la regresé a las
personas o al lugar a donde verdaderamente pertenecían.
Después
de tres días en que abordé incluso memorias que había olvidado y aspectos que
hasta ahora pude observar, tuve la profunda sensación de encontrarme ante un
nuevo Yo, el lienzo genuino que Dios creó y que había sido cubierto por
parchones de pintura lanzados sobre él, pero que ahora había sido restaurado
Creo
y siento que dentro de mí, los caminos están desbloqueados, mi verdadero Yo ha
recuperado su espacio y el flujo del amor sanador es completamente libre. Sé
que solo el amor me ha sanado, pero también sé que esta técnica terapéutica
logro limpiar los bloqueos, dejar libre el paso del amor y la luz, y desalojar
todas esas memorias congeladas para devolverle todo ese espacio a mi verdadero
Yo, mi Esencia Divina.
Alguien ha dicho que “La vida es como un bordado del que
vemos el revés, la parte desordenada y llena de hilos, pero de vez en cuando la
Gracia Divina nos permite ver un borde de la parte derecha”. Agradezco a Dios
por permitirme contemplar su paso por mi vida tejiendo con amor mi historia.
Agradezco a todos mis ángeles de carne y hueso y muy especialmente a mis amados
hijos (en el cielo y en la tierra) al
Dr. Willen Lammers, a la Dra. Fonseca y a este hermoso colibrí que me acompañó
desde el jardín de mi casa, en la ventana de la estancia en que durante tres
días intensos sellé mi proceso de sanación
Insto a la mujer que lee este artículo y ha sobrevivido a un
aborto provocado, a seguir en el camino de la sanación dando los pasos que le
sean posibles, así sean pequeños, como dicen los franciscanos. También a los hombres; he hablado con
algunos de ellos y he sabido que también su sufrimiento es grande. Todos
necesitamos sanar, encontrarnos de nuevo con la Divina Misericordia y con nuestro
verdadero Yo, nuestra Esencia.
Si deseas comunicarme tus impresiones sobre este artículo o conocer
más sobre la tercera etapa o sea “la sanación” puedes escribir también a mi
correo bereniice11@hotmail.com o a través de Skype, mi
usuario es bereniice11.
Al compartir mi experiencia, espero
compartir la luz amorosa y el amor sanador de aquel que nos ama y dio su vida
para que nosotros la recibiéramos abundantemente. Berenice.